Encabalgando sus orejas
silencioso
déspota, me atormenta.
No hay gritos
de la oruga
solo astillas que amenazan
como rosas dormidas como párpados
como párpados dormidos bajo astillas
en mis dedos desollados,
las orejas me salen por las uñas
zapatean
sobre teclas o lápidas de mármol
por un puente
sin
barandas.
EVA ISABEL RUIZ BARRIOS
Me levanto amor esta mañana, este suspiro, este jardín, esta novela. Tras los cirros otoñales…
Despiértame de cascabeles, con un exilio de palomas a la cúpula. Despiértame de luces, ésas, que…
Hay algo de vos en la arena que, finita, derrama fragmentos de fulgor por entre…
Ebria la copa, nos turbó su aliento llenos de efluvios, al borde de las ollas…
La casa y sus pestañas pendiendo de un naranjo. Me olvidé de vestirme las cortinas,…
EVA ISABEL RUIZ BARRIOS Abandono el gesto. Trueco elocuencia por templanza. Elijo la palabra temblorosa,…