Hay algo de vos en la arena que, finita,
derrama fragmentos de fulgor
por entre las rendijas de los años,
salada, como el ciclo eterno del agua.
Hay algo de planta, cuyo tallo- nudo
centellea en el guardapolvo de la lluvia,
de vos guardado en el cajoncito de la aorta
como un gen nutriendo,
invisible como todo lo bueno,
donde todo lo que no es se diluye
con el color ámbar del sueño
donde te guardo.
EVA ISABEL RUIZ BARRIOS
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